Vagando por mis resquicios, voy cruzando alacranes en cuyos ojos dejé mi vida.
La ilusión va de luto y duele de solo verla venir. Se acerca oscura y triste con un espejo en la mano. Detrás, angelitos de la guarda o porros de imaginación. Alucinaciones sin abstinencia de amores que contagian mi sangre.
El silencio ahoga mi grito. Lagrimas calientes en mi almohada.
Escribo buscando invertir la balanza del desprecio y del dolor. Busco en el destino la alteración de mi conciencia, el secreto que haga cosquillas en mis pies.
3 comentarios:
La desilusión muchas veces puede ser el peor consejero que podemos tener...
A través de las experiencias se pueden ir modelando nuestras conciencias, ojalá llegue una que contamine todo de esperanza y te devuelva la sonrisa.
Para eso se escribe supongo. Para no explotar por dentro. Para negarse a aceptar que algunas cosas sencillamente ocurren y punto.
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