
Solo,
con mi esqueleto,
mi sombra,
mis arterias,
como un sapo en su cueva,
asomado al verano,
entre miles de insectos que saltan,
retroceden,
se atropellan,
fallecen;
en una delirante actividad sin rumbo,
inútil,
arbitraria,
febril,
idéntica a la fiebre que sufren las ciudades.
Solo,
con la ventana abierta a las estrellas,
entre árboles y muebles que ignoran mi existencia,
sin deseos de irme,
ni ganas de quedarme a vivir otras noches,
aquí,
o en otra parte,
con el mismo esqueleto,
y las mismas arterias,
como un sapo en su cueva circundado de insectos.
Oliverio Girondo
3 comentarios:
Me recordaste una canción de los ochenta de Barón Rojo, "Son como hormigas".....
Así se sienten muchos en grandes ciudades.....
Un Beso Laura...
Erik: Acabo de oir tu canción recordada y con ella completo esta sensación de domingo antisocial... ;)
Otro beso,
Un genio!
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